(Miercoles 29 Enero 2020)
Tener un sueño es maravilloso, el problema con esto es que
necesitamos acciones claras para que las cosas se conviertan en realidad.
Dios le hablo a Josué sobre la tierra prometida, le dijo
que le entregaría esa tierra, le hablo de la actitud que debía tener esfuerzo y
valentía, le dijo con claridad lo que necesitaba hacer: meditar en su palabra,
pero es interesante como Josué les dio la siguiente orden a los jefes de
Israel: vayan por el campamento y díganle al pueblo que preparen sus
provisiones. En tres días, cruzaran el rio Jordán y tomaran posesión de la
tierra que el señor su Dios les da.
Hay algunas cosas acá que podemos aprender. Vemos en este
pasaje que Josué se organiza para iniciar con la conquista, muchas veces
tenemos un sueño, un anhelo, una meta, pero no nos organizamos. Josué no salió
corriendo espada en mano, gritando que iba a conquistar.
En primer lugar: Josué se apoyó en un equipo, ningún sueño
grande se logra solo, se necesita un equipo, gente que apoye y crea en el
proyecto, no te lances a hacer cosas grandes tu solo, busca ayuda.
En segundo lugar: Se organiza, comunicando la misión a los
líderes, luego pidiéndoles a ellos que preparen sus provisiones, esto habla de planificación
Y en tercer lugar: les da una fecha, les dice en tres días
cruzaran el Jordán. Muchos no logran nada porque no le ponen fecha a su
proyecto.
Las metas deben ser medibles, específicas y con un plazo definido.
Muchos queremos, pero no sabemos cuánto queremos, para cuando lo queremos, y
como lo queremos.
Josué fue claro, en tres días cruzarían un rio (El Jordán)
y llegarían a la tierra prometida. Allí empezó la conquista con tres elementos
clave: un equipo de trabajo, una planificación y metas claras.
Podrías aplicar
esto a tus proyectos personales, a tus sueños, a tus proyectos de trabajo o
ministerio.
Dios bendice a los que se preparan, planifican y tienen
metas, porque eso nos ayuda a enfocar la fe y el esfuerzo.

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